Historia de una reforma

 

La sonrisa cubría todo el semblante de Ana al salir de la notaría. Acababa de firmar las escrituras de su propia casa.

Como nos pasa a todos nosotros le había costado mucho sacrificio y esfuerzo poder llegar a comprarse su casa. Pero lo había conseguido, aunque ella era consciente de que aún le quedaba otra cosa que hacer.

Debía convertir su casa en su hogar y para ello debía hacer una reforma total .

Inmediatamente después de salir de la notaría se puso a llamar a empresas que se dedicaban a hacer reformas. No en vano  había estado muchos días buscando información por internet desde su movil.

Por la tarde había quedado con los amigos para celebrar la compra de  su casa en una terraza de un bar cercano a la casa de sus padres que és donde vivía ahora.

Ana no sabía muy bien por donde empezar y cuando lo comentó con los amigos cada uno le decía una cosa, lo mismo que le ocurrió cuando se puso a hablar con sus padres del tema.

Pero su padre le dio el mejor consejo que te pueden dar. «Deja que los profesionales te asesoren que para eso están «.

Decidió hacer caso a su padre y dejarse guiar por los consejos que le daban las empresas que iban pasando. Quería tener diferentes ideas y diferentes presupuestos.

Iba por la calle y se paraba en todas las tiendas de decoración que veía. Estaba hambrienta de ideas. Todas las cocinas le parecían preciosas porque en el escaparate había unos metros que ella en su casa no tenía y a veces se desmoralizaba pensando que ella no podría tener lo que soñaba.

Su teléfono echaba humo de las horas que se pasaba buscando ideas en Internet.

Fué hablando con profesionales que fueron a ver el piso y le fueron aconsejando y en base a eso ella fué decidiendo y dándole forma a su sueño. Porque no nos engañemos cuando hacemos una reforma es para en la medida de lo posible hacer la casa de nuestros sueños.

Decidió tirar la pared que conectaba la cocina con la sala y la pared que conectaba con el pasillo para darle amplitud.

Las empresas que habían visitado su piso le habían dicho que la electricidad y la fontanería son muy importantes porque son las «venas» de la casa. La verdad es que a ella le gustaba lo de las «venas». Le hacía pensar en su casa como algo vivo y viéndolo así fue consciente de que todo es amoldable y que si no es de una manera de otra se pueden hacer las cosas.

Eso lo tenía que hacer si o si, no había opción a decir que no. 

Las paredes estaban empapeladas , por lo que ya le habían dicho los profesionales que igual cuando se quitara el papel surgía algún inconveniente, que naturalmente surgió.

Todo se estaba complicando,el presupuesto ya se había modificado por varias razones y ella empezaba a pensar que no tenía que haberse metido en una obra tan grande.

Pero en esta vida no hay nada que una reunión con los amigos no pueda arreglar y eso le pasó a ella. Que la tarde con los amigos le hizo ver las cosas de otra forma y siguió adelante.

Tras todas las pegas aparecidas en las demoliciones a los pocos días se iban viendo ya muchos avances y su sueño iba tomando forma.

Una vez arregladas las paredes y puestos los suelos ya fue capaz de ir visualizando lo que estaba en su cabeza. 

La emoción cada vez se iba haciendo más grande. Todo iba según lo previsto. En unos días todo estaría terminado.

La felicidad era patente en la cara de Ana cuando dentro del plazo previsto le llamaron que la obra estaba terminada.

La expresión de Ana delataba ese sentimiento interior que todos tenemos cuando conseguimos algo con lo que hemos soñado y tanto esfuerzo nos ha costado lograrlo.

Agradecería tu comentario aunque se para decir que no te gusta . 😉

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